Hace 1.500 años, los pueblos tribales de la cuenca del Amazonas Central mezclaban la tierra de cultivo con carbón obtenido de huesos de animales y de cortezas de árboles. Hoy, en los terrenos donde se añadió ese tipo de carbón, los científicos han encontrado algunos de los suelos más ricos y fértiles que se puedan hallar en el planeta.
(NC&T) Los científicos han llegado a la conclusión de que el carbón derivado de la biomasa sobrecalentada, el llamado "biocarbón", tiene una capacidad sin precedentes para mejorar la fertilidad del suelo, una capacidad que supera a las del compost, el estiércol animal, y todos los otros productos bien conocidos para la mejora de tierras de cultivo.
Los investigadores afirman que empleando este "oro negro agrícola" como técnica agrícola revolucionaria, se podría contar con una estrategia eficiente y barata para reducir los gases de efecto invernadero atrapándolos en suelos enriquecidos con este carbón.
La conclusión del investigador Mingxin Guo y sus colegas es que la fertilización con biocarbón puede mejorar de manera sostenida el contenido de materia orgánica en el suelo, aumentando así la calidad de los suelos, que se mantiene durante miles de años.
En lo que los autores del estudio, de la Universidad Estatal de Delaware, describen como una investigación pionera, encontraron que los suelos que reciben el carbón producido a partir de desechos orgánicos absorbieron de manera significativa más agua y nutrientes y produjeron cultivos con mayor rendimiento de biomasa. Los resultados demuestran que la mejora mediante el biocarbón es un enfoque revolucionario para el aumento de la calidad de la tierra a largo plazo.
El deterioro de los suelos debido a la disminución de la materia orgánica es un problema global en constante agravamiento que contribuye al hambre y a la malnutrición. Por regla general, es el resultado de la agricultura no sostenible, el abuso de los fertilizantes químicos, y el azote de las sequías. Las principales armas para combatir el problema (el compost, los estiércoles y los desechos de los cultivos) se descomponen con rapidez.
Guo cree que esta "innovadora" técnica agrícola puede ayudar a alimentar a las naciones con mala calidad de sus suelos. "Tenemos la esperanza de que esta tecnología muy pronto se extenderá por todo el mundo", declara Guo. "La productividad de la tierra cultivable con la que hoy contamos puede ser aumentada de manera significativa aportando más alimentos y fibras para las poblaciones en crecimiento. Nos gustaría llamar a esto la segunda revolución agrícola, o la revolución del oro negro".
Guo supone que la producción de esa clase de carbón ha sido practicada durante al menos 3.000 años. Pero hasta ahora, nadie se había percatado de que este carbón pudiera mejorar la fertilidad del suelo hasta que los arqueólogos tropezaron, hace varios años, con el terreno amazónico antes mencionado.
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